La vejez no es una única etapa de la vida, sino un proceso diverso y dinámico que se manifiesta de formas distintas según la historia, la salud, el entorno y las emociones de cada persona. Comprender las etapas de la vejez nos ayuda a acompañar mejor a nuestros seres queridos y también a prepararnos para vivir esa etapa con plenitud, dignidad y bienestar.
En este artículo te explicamos cuáles son esas etapas, cómo se viven, y qué necesita cada persona mayor en cada una de ellas.
¿A qué edad empieza la vejez?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la vejez comienza a los 60 años en países en desarrollo y a los 65 años en países desarrollados. Sin embargo, más allá de la edad cronológica, lo que realmente importa es el estado funcional, emocional y cognitivo de cada persona.
Hoy, muchas personas de más de 70 o incluso 80 años viven de manera activa, plena e independiente. Por eso, se habla cada vez más de etapas dentro de la vejez.
Las 3 etapas de la vejez
Aunque no hay un único modelo, la clasificación más aceptada divide la vejez en tres grandes etapas:
| Etapa de la vejez | Edad aproximada | Características principales |
|---|---|---|
| Vejez temprana | 60–74 años | Activos, independientes, con buena salud |
| Vejez intermedia | 75–84 años | Fragilidad progresiva, necesidad de apoyo parcial |
| Vejez avanzada | 85+ años | Alta dependencia, cuidados intensivos y personalizados |
1. Vejez temprana o adulto mayor activo

Edad aproximada: 60 a 74 años
Esta etapa también se conoce como tercera edad. Muchas personas llegan a esta edad en buen estado de salud, con autonomía plena, y con proyectos, intereses y vida social activa.
Es un momento en el que pueden aparecer los primeros cambios físicos (como menor energía o pequeños achaques), pero en general, la persona sigue siendo funcional e independiente.
También puede coincidir con cambios emocionales importantes: la jubilación, el “nido vacío”, la pérdida de pares o cambios en el rol familiar. Es una etapa ideal para reorganizar rutinas, cuidar la salud y fortalecer vínculos sociales.
Necesidades clave en esta etapa:
- Prevención médica y chequeos periódicos
- Actividad física adaptada
- Proyectos personales o comunitarios
- Redes de apoyo social y afectivo
- Estimulación cognitiva y emocional
2. Vejez intermedia o persona mayor frágil

Edad aproximada: 75 a 84 años
En esta etapa suele comenzar un declive progresivo en la salud física o cognitiva. Pueden aparecer enfermedades crónicas, mayor dependencia para algunas tareas o dificultad para adaptarse a cambios.
No todas las personas llegan igual a esta etapa: algunas conservan bastante autonomía, otras empiezan a requerir ayuda parcial o permanente. La fragilidad puede manifestarse lentamente o acelerarse por eventos como caídas, duelos o internaciones.
Es fundamental aquí ofrecer un entorno seguro, contención emocional y acompañamiento profesional para evitar el aislamiento o el deterioro acelerado.
Necesidades clave en esta etapa:
- Supervisión médica y farmacológica frecuente
- Apoyo en actividades de la vida diaria (alimentación, higiene, movilidad)
- Espacios adaptados y seguros
- Acompañamiento emocional para afrontar pérdidas
- Rutina estructurada con estímulos positivos
3. Vejez avanzada o gran dependencia
Edad aproximada: 85 años en adelante
También llamada cuarta edad, esta etapa suele estar marcada por una alta dependencia, ya sea física, cognitiva o ambas. Algunas personas viven esta etapa con enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer u otras demencias, o con patologías crónicas que afectan su movilidad o comunicación.
En esta etapa, el enfoque principal debe ser el cuidado integral, la contención afectiva y la dignidad, cuidando no solo el cuerpo, sino también el alma.
El acompañamiento familiar y profesional cumple un rol clave: se trata de aliviar el sufrimiento, mantener la conexión con el entorno y brindar una calidad de vida adaptada a las posibilidades de la persona.
Necesidades clave en esta etapa:
- Cuidados especializados (enfermería, gerontología, nutrición)
- Apoyo emocional para la persona y su familia
- Terapias de confort (música, masajes, compañía)
- Espacios con estímulos suaves y rutinas previsibles
- Respeto profundo por los ritmos, deseos y tiempos de la persona
Vejez, prejuicios y nuevas miradas
A menudo se asocia la vejez solo con pérdida, dependencia o deterioro. Pero eso no refleja la realidad de millones de personas mayores que siguen aprendiendo, creando, compartiendo y disfrutando.
La vejez es tan diversa como cualquier otra etapa de la vida. Puede incluir momentos de plenitud, desafíos, cambios y crecimiento. Por eso es importante dejar atrás los estereotipos y construir una cultura del buen envejecer.
¿Cómo acompaña La Fransina en cada etapa?
En La Fransina, entendemos que cada persona mayor es única, y que su etapa de vida requiere un acompañamiento a medida. Por eso ofrecemos:
- Espacios adaptados y confortables, pensados para el bienestar
- Cuidado profesional especializado, con calidez humana
- Actividades recreativas, sociales y cognitivas
- Respeto profundo por la autonomía, el deseo y la historia de vida
Ya sea que la persona esté transitando una vejez activa, una etapa de fragilidad o una situación de alta dependencia, estamos para cuidar, acompañar y sostener con amor y profesionalismo.
Si querés saber más sobre cómo acompañar mejor a un ser querido mayor, escribinos o acercate a conocer nuestra residencia.
En La Fransina, envejecer es sinónimo de cuidado, respeto y calidad de vida.



